El exceso de grasa, al igual que en el resto de seres vivos, en los canarios puede resultar contraproducente. Por ello, me parece oportuno compartir algunas medidas a tener en cuenta para controlar la línea de nuestros canarios.
Entre los principales efectos nocivos quiero resaltar, en primer lugar, el sobre-esfuerzo al que es sometido el hígado, pues nuestros pájaros no acostumbran a obtener alimentos ricos en grasas de la naturaleza (imaginándolos en libertad). Tal vez, las pipas de girasol, el cañamón y el negrillo destaquen entre las semillas oleaginosas. Así pues, deberán suministrarse de forma controlada.
Otro de los efectos perjudiciales, sería un decrecimiento en la fertilidad o fecundidad de las parejas. Y es que las grasas son esenciales en el desarrollo y equilibrio hormonal de todos los seres vivos. Pudiendo verse alterado tanto por un exceso como por un defecto de grasas. Suele decirse que los ejemplares machos con exceso de grasa tienen problemas a la hora de entrar en celo así como en el momento de la cópula.
Puede tener relevancia esta idea a la hora de presentar pájaros a concursos. Ya que, aunque lo que se exigen son unos criterios que componen el estándar de la raza en cuestión. Son también tenidos en cuenta otras circunstancias como que el ejemplar se vea sano, vigoroso y limpio.
Evidentemente, para todo ello, lo ideal es proporcionar a nuestros pájaros de manera contante una buena alimentación, equilibrada y de calidad de semillas, frutas y verduras; agua limpia y fresca; y una jaula lo suficientemente amplia, que le permita realizar, como mínimo, un breve aleteado.
Claro está, esto es lo ideal, pero en determinadas circunstancias algo falla, o se nos escapa de las manos. Haciendo que los pájaros cojan más «peso» del deseado.
Para cuando nos encontramos con este problema recomiendo:
· Aislar al pájaro, pues va a ser sometido a un tratamiento-dieta, que otros ejemplares no requieren. En caso de tener varios canarios «obesos», podrán ser colocados juntos.
· Colocarlo en una jaula lo más grande posible. Una jaula de 1 metro sería lo ideal. Si no disponemos de jaulas grandes, procuraremos por lo menos que puedan colocarse dos posaderos con la suficiente distancia. De modo que cambiar de una a otra suponga un esfuerzo.
· La alimentación será a base de alpiste, única y exclusivamente. Suministrando alternativamente, un día sí un día no, fruta o verdura.
· Al agua añadiremos la punta de un cuchillo de bicarbonato o la pizca que se coge con dos dedos. Esta se cambiará a diario y se la daremos una semana.
El sistema expuesto durará un máximo de 15 días.
Algunos canaricultores recomiendan no dar el pájaro agua durante 2 días, pero me parece muy arriesgado. Por ello, no lo aconsejo.
Para finalizar, quiero dar algunos matices:
1º. No recomiendo someter a los pájaros a «dieta» en época de muda ni en las fases de desarrollo;
2º. La grasa puede ofrecer algunos beneficios, siempre que no sea excesiva, durante los inviernos si la ubicación de nuestras jaulas es en el exterior o en lugares fríos;
3º. Tampoco resultará perjudicial un poco de grasa en las hembras en el mes anterior al inicio de la puesta de huevos.
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